El que hace de su opinión un juego acomodaticio de intereses espurios y bastardos, aparentará compromiso en donde el solo interés campa a sus anchas. Egoísmo y compromiso, a modo de aceite y vinagre, jamás se confundirán. La voluntad, únicamente empeñada en el cumplimiento de lo que a título personal interesa, jamás se conformará como la expresión genuina de un corazón comprometido. Si un matiz caracteriza a la persona fiel a sus promesas es el de situar por encima de sus estados de ánimo lo que por obligación se ha arrogado.
Publicado en El Confidencial Digital el 24/09/2015