Resumen de prensa de la conferencia que sobre el liderazgo impartí en EAE Business School el pasado 16 de Octubre.
Las bases del liderazgo: “Hacer bien el bien”
El que hace de su opinión un juego acomodaticio de intereses espurios y bastardos, aparentará compromiso en donde el solo interés campa a sus anchas. Egoísmo y compromiso, a modo de aceite y vinagre, jamás se confundirán. La voluntad, únicamente empeñada en el cumplimiento de lo que a título personal interesa, jamás se conformará como la expresión genuina de un corazón comprometido. Si un matiz caracteriza a la persona fiel a sus promesas es el de situar por encima de sus estados de ánimo lo que por obligación se ha arrogado.
Publicado en El Confidencial Digital el 24/09/2015
¿Hacer bien el tonto (evidente oxímoron) pudiera ser fuente de ventaja competitiva? Parecer incompetente o sencillamente serlo, en un entorno en el que pugnan otros competidores más preparados pudiera otorgar, a través del voto (y todo tipo de acciones) interesado, relevancia a quien a título personal nadie se la entregaría. Este fenómeno se presenta en ámbitos en los que la envidia, la estupidez humana, y la falta de criterio, nos alcanzan. La tontuna, y la cutrería, al poder. (Publicado en: El Confidencial Digital).
La incompetencia y falta de valía como ventaja competitiva (el concurso de belenes)
El pasado mes de Junio, y por la Editorial Pearson, publiqué mi segundo libro que lleva por título: “Aprendiendo a liderar”. En el mismo, desarrollo aspectos del liderazgo que, acompañando siempre a nuestra condición humana, jamás se nos presentarán como suficientemente “sabidos/vividos”, entre otras razones porque tal como propongo en el subtítulo “El mundo no hay que entenderlo, hay que sentirlo”.
Tanto la sociedad en general como el mundo empresarial en particular, se encuentran sumidos en una percepción de lo que la vida es que se apalanca, casi con exclusividad, en valores como la motivación, la ilusión, la felicidad, y una larga retahíla de deseos y emociones que lo que propician es arrinconar cualquier impulso motor encaminado al logro con esfuerzo y sacrificio.
El sentido del deber, el acuerdo comprometido por la palabra dada, el honor…palidecen avergonzados por deseos tan edulcorados. Emociones y más emociones sin dirección ni sentido.
Son muchos los programas de dirección de empresa que fundamentan la validez de sus enseñanzas -y consecuente aprendizaje- a partir de conocimientos de naturaleza puramente intelectual. Conocimientos que, por otra parte, se muestran como insuficientes para el buen gobierno de cualquier institución.
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