Querido Santi.
Día a día me enfrento con el hecho de que muchas personas se manifiestan como faltas de cariño y de amistad cuando, por otra parte, rara es la conversación en la que no se cita la presencia de uno de ellos.
De forma más que habitual la palabra en cuestión está presente en todo tipo de charlas y tertulias: ayer fui al cine, a un restaurante, de viaje, etc., con unos amigos.
¿Cómo puede ser que teniéndolos no haya amistad? o ¿quizás estamos confundiendo el significado de los términos en cuestión? ¿Acaso tiene el mismo sentido la compañía sin compromiso que la verdadera amistad?