Nuestro impulso interior encuentra amarres de progreso en los compromisos que establecemos con nuestras metas; así establecemos un continuum entre: meta, compromiso, disciplina, acto, elección, valores, principios
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En la década de los 80, el psicólogo holandés Geert Hofstede desarrolló el Modelo llamado de Las Cinco Dimensiones con la finalidad de identificar patrones culturales de grupo. Tales patrones, se mostrarían como una poderosa ancla de comportamiento tanto a nivel nacional o regional como social y de empresa. Se identificarían como un modo particular de emplearse alimentado por el hábito y la costumbre particular de un sistema de convivencia.
Por fin ha quedado resuelto el misterio sobre el que versaba la campaña que, soportada en vallas publicitarias, presentaba a unos extranjeros “hartos de los españoles”. La respuesta, previa demora temporal encaminada a provocar al personal, no era otra que presentar el fastidio evocado en el resto de ciudadanos del mundo por tener que habérselas de forma habitual con españoles que por condición tenían -y tienen- la de ser más talentosos.
En ocasiones los empleados se encuentran con un jefe que emplea el miedo como herramienta. Es por ello que muchas veces nos surge la pregunta: “¿Qué hago si mi jefe me grita?”. En el siguiente vídeo encontraréis algunas de mis reflexiones al respecto.
La importancia de los roles desempeñados por los distintos departamentos de una empresa ha variado en relación a la evolución del mercado y sus necesidades. Hasta muy avanzada la Era Industrial, y enfrentados a mercados ávidos de productos en su necesidad, la preponderancia de los Departamentos de Producción era incuestionable: todo lo que se producía encontraba comprador.
Una parte importante de nuestra sociedad, empeñada en su huida hacia la nada, tiranizada por la búsqueda constante de placer y divertimento, y contumazmente obstinada en transitar por inexistentes atajos hacia la felicidad y la ilusión, se muestra ajena a determinados registros que, en su papel de actores, debieran desempeñar personajes claves en el buen gobierno de la misma.
Hubo una época en la que el complejo de nuevo rico quedaba circunscrito a lo puramente económico, al alarde, en forma de sobreactuación enfermiza, de todo cuanto propiciara una imagen de opulencia ajena a un pretérito que, por desmerecedor de la situación actual, se trataba de ocultar. El triunfo de la soberbia presente sobre la obligada humildad pasada.
De un profesor se pretende conocimiento; de un maestro, además ejemplo; de un entrenador, expertise transformadora e impulsora; ¿y de un ponente? ¿Palabras huecas, animadoras, y vacías de contenido? ¿Cómo es la trastienda del mismo? ¿Cumple con la regla de oro? Recomienda a otros lo que no desea para sí. ¡Cuánto humo nos acompaña!