¿Hasta qué punto una empresa puede hacernos felices? En sus manos se encuentra la posibilidad de propiciar un ambiente adecuado de trabajo, pero de ahí a otorgarle el poder de hacernos felices hay un trecho muy grande. De resultar así, qué hijo, amparado por unos padres que le desean feliz, ¿no lo sería? La respuesta no se encuentra fuera de nosotros.
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