Entrevista realizada por alumnos de la Facultad de Periodismo en el acto de presentación del libro de la Editorial Pearson “La gestión emocional”
Mes: agosto 2015 Página 6 de 9
Vídeo del acto de presentación de mi libro “La gestión emocional” de la Editorial Pearson, celebrado el 4 de Febrero de 2014, en el Aula Magna de la Universidad San Pablo CEU de Madrid.
Tanto la cultura occidental (Socrátes, Protágoras…) como la oriental (Taoístas, Confucianos…) se encontraban hermanadas en su concepción del saber.
Por un lado, era considerado como un instrumento al servicio del desarrollo intelectual, moral y espiritual del individuo. La verdad como objetivo. Por otro, como una herramienta a disposición del logro personal y mundano. El triunfo como meta.
Se sentía noqueado por la respuesta del profesor. Su definición de liderazgo – capacidad de aunar voluntades en torno a la figura del líder- se había topado con una réplica desconcertante por no esperada.
-Si tu definición es correcta -le había dicho-, ¿podríamos argumentar sin temor a equivocarnos que Hitler era líder?
En ocasiones, asomarse a la función directiva en la empresa puede ser consecuencia de un largo camino de entrega y aprendizaje. Otras veces, por el contrario, es un “premio” que por sobrevenido puede impactar de forma frívola en el individuo quien, alentado por su soberbia e inmadurez, se puede convertir en un foco de inquietud y desgobierno.
¿Cómo atemperar en su conducta a ese joven que muchas veces de forma inopinada -siempre a ojos de los demás- aterriza de forma advenediza como director de un departamento o empresa? ¿Qué “prestaciones de serie” deberían adornar su personalidad directiva? ¿Dónde se pueden adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para tal cometido?
El reciente fallecimiento de Nelson Mandela ha dado lugar a todo tipo de crónicas y análisis sobre su figura. En este caso me referiré a la naturaleza de su liderazgo.
Querido Santi.
Día a día me enfrento con el hecho de que muchas personas se manifiestan como faltas de cariño y de amistad cuando, por otra parte, rara es la conversación en la que no se cita la presencia de uno de ellos.
De forma más que habitual la palabra en cuestión está presente en todo tipo de charlas y tertulias: ayer fui al cine, a un restaurante, de viaje, etc., con unos amigos.
¿Cómo puede ser que teniéndolos no haya amistad? o ¿quizás estamos confundiendo el significado de los términos en cuestión? ¿Acaso tiene el mismo sentido la compañía sin compromiso que la verdadera amistad?
La neurociencia reconoce como mínimo la existencia de tres redes neuronales : apego, cuidado y sexo que en función de su ponderación actitudinal darán lugar a los distintos tipos de amor. Si bien es cierto que el conocimiento de las redes enunciadas no nos aporta información relevante sobre la pulsión que justifica el tránsito eléctrico, su conocimiento se nos presenta como un paso ineludible en su futura comprensión.
En particular me refiero al tibio de ánimo, de condición, a aquel tipo de persona o institución que vive instalada en lo conveniente, en el qué dirán, en el puro cálculo y utilitarismo. La tibieza, como subproducto del relativismo moral que es, encuentra aunque sea en clave de humor, en GROUCHO MARX y en sus principios -más bien la falta de ellos- un referente ciertamente esclarecedor. Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros.
En infinidad de ocasiones se nos presenta a la felicidad como el bien más anhelado. Cuántas veces en la pareja, y con ocasión de una conversación marcadamente intimista, uno de sus miembros -la mayoría de las veces mujer- se encuentra con el enunciado plañidero de una frase mágica que le restriega por la cara: “si yo solamente quiero ser feliz”.