En la búsqueda de conceptos pretendidamente novedosos nos hemos topado de forma más o menos reciente con el término compromiso. A resultas de tan señalado “logro” ya podremos aferrarnos a una nueva coletilla mediática. Así, a territorios tales como el del liderazgo, y el de la gestión del talento, entre otros, les añadiremos sin demasiados miramientos el del compromiso.
Mes: agosto 2015 Página 4 de 9
Estando, como estamos, en época festiva, resulta de lo más cotidiano asistir a alguna de las múltiples cenas de empresa que se celebran con motivo de La Navidad. En ellas, y en un ambiente que se pretende cordial y distendido, se mezclan, compañeros, jefes, y colaboradores de trabajo. Lo que allí ocurra, se manifestará como un síntoma más de lo que la empresa es y de los valores que la soportan.
¡Cuántos inteligentes he conocido que no saben mandar! Sentencia extraída de un manual de buenas prácticas en el arte de dirigir que nos recuerda las limitaciones de la brillantez académica en el gobierno de instituciones de naturaleza social.
Resulta cuanto menos curioso que la Universidad Española, caracterizada por vivir inmersa en una endogamia abstraída en la más autista de las ensoñaciones, se haya transformado en un vivero de políticos que, instalados en sus atalayas de inconcreción, se presenten como el paradigma del buen gobernante.
Recuerdo cuando en mis primeros escarceos con el álgebra me topé con la relaciones de equivalencia, y en particular con una propiedad de ellas denominada simetría.
Así, una relación entre dos elementos tenía la consideración de simétrica cuando comparados a través de ella se manifestaban en un plano de absoluta irrelevancia. Que A fuera “igual” que B, implicaba que B era “igual” que A; en lógica consecuencia la igualdad gozaba de la propiedad simétrica.
El pasado 9 de Octubre, y en Barcelona, tuve oportunidad de asistir al evento organizado por RRHH Digital sobre “Recursos Humanos y talento en el ámbito empresarial”.
En su tramo final se desarrolló un debate en el que se puso de manifiesto que la persona en su singularidad se presenta como poseedora de unos talentos específicos que debieran ser merecedores de explotación adecuada.
No obstante, aprecié que el tema, reducido a los solos efectos de la inteligencia o de la habilidad Kinestésica (Messi y Cristiano estuvieron presentes), no dio la medida exacta de lo que en verdad debiera considerarse como tal.
Con frecuencia, y en el marco de la empresa, se celebran sesiones, cursos, y seminarios, que pretendidamente buscan el desarrollo de sus equipos directivos. De entre ellos, me refiero a los que persiguen la mejora de sus habilidades directivas, entendidas éstas como aquel conjunto de “prestaciones de carácter profesional” que debieran adornar -en su buen hacer- a cualquier directivo al margen de su sector de actividad.
En ocasiones, asomarse a la función directiva en una empresa puede ser consecuencia de un largo camino de entrega y aprendizaje; otras veces, por el contrario, es un “premio” que por sobrevenido deja al descubierto carencias que difícilmente dejarán de serlo en un plazo de tiempo relativamente corto.
De manera regular en el ámbito de la empresa, y en muchos casos más cerca del show bussines que del intento formativo, se celebran sesiones, denominadas de motivación, en las que se tratan temas de lo más variopinto: optimismo e ilusión, cómo ser feliz, reilusionarse, resiliencia, y un largo etcétera de títulos que a modo de tierra prometida nos ofrecen solución a muchos de nuestros desencuentros con la vida.
La falacia del mensaje ilusionador y reilusionador. El combustible en la persona no es otro que el compromiso con un “motivo” que le “energiza”.